Colombia ha oficializado su incorporación a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por su abreviatura en inglés) de China, un paso que representa un cambio importante en su política externa y económica. El mandatario colombiano, Gustavo Petro, y su par chino, Xi Jinping, sellaron un pacto de colaboración en un encuentro celebrado en Pekín, fortaleciendo de esta manera una alianza estratégica entre las dos naciones.
La BRI, lanzada por China en 2013, busca expandir su influencia global mediante inversiones en infraestructura, comercio y conectividad. Con la incorporación de Colombia, más de 140 países se han unido a esta iniciativa, que ha movilizado inversiones por un billón de dólares, según estimaciones del gobierno chino. En América Latina, más de 20 naciones participan activamente en la BRI, reflejando un creciente interés por fortalecer los lazos con China.
Para Colombia, unirse a la BRI es una oportunidad para ampliar sus vínculos económicos y atraer inversiones en sectores importantes como infraestructura, energías limpias, tecnología y comercio. La nación sudamericana ha visto un aumento en sus exportaciones hacia China, especialmente en bienes como café, aguacate Hass y minerales, lo que ha consolidado su posición como aliado comercial en la zona.
Sin embargo, la decisión de unirse a la BRI no ha estado exenta de controversia. Sectores empresariales y gremios colombianos han expresado preocupaciones sobre los posibles riesgos asociados, como el aumento de la deuda externa y la dependencia de inversiones extranjeras. Críticos señalan que algunos países que han participado en la BRI han enfrentado dificultades financieras debido a proyectos de infraestructura no rentables o mal gestionados. Por lo tanto, es esencial que Colombia implemente mecanismos de transparencia y supervisión para garantizar que los proyectos sean sostenibles y beneficiosos para el país.
Asimismo, unirse a la BRI ha provocado roces con Estados Unidos, aliado histórico de Colombia. El gobierno estadounidense ha expresado su desacuerdo con los proyectos de China en Colombia, mencionando inquietudes sobre la seguridad en la región y el mal uso de fondos provenientes de organismos financieros globales. Este escenario podría dificultar los nexos bilaterales y requerir que Colombia gestione con precaución sus relaciones internacionales.