martes, noviembre 5

Los agustinos admiten 16 casos de pederastia desde 1949 | Sociedad

EL PAÍS puso en marcha en 2018 una investigación de la pederastia en la Iglesia española y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce algún caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en América Latina, la dirección es: abusosamerica@elpais.es.

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La orden religiosa de los agustinos admite que al menos 16 de sus clérigos han abusado de 28 menores en España entre 1949 y 2022, según el primer informe que la congregación ha elaborado sobre los casos de pederastia en su seno. “Lamentamos y condenamos los abusos cometidos en nuestra historia, así como aquellas prácticas institucionales o personales que pudieron favorecer o propiciar cualquier forma de abuso o revictimización. Pedimos perdón a las víctimas, a sus familias, a la Iglesia y la sociedad por el grave daño que miembros de nuestra orden han causado”, afirman los agustinos en las conclusiones del estudio, publicado en la tarde de este jueves.

Los datos de los episodios recabados provienen de los archivos de la congregación, de los casos que ha recibido de la prensa, de las denuncias que recibieron los altos cargos agustinos en el pasado, de los colegios que regenta la orden, de los canales de escuchas a víctimas que la Iglesia ha habilitado y de otros agustinos que han informado a sus superiores de los casos que conocían. Junto a las 28 denuncias contra religiosos, los agustinos han incluido un apéndice con una decena de acusaciones que afectan a laicos vinculados a la orden y que están señalados de abusos a menores, aunque no destaca el número concreto de acusados ni de víctimas.

La congregación, que ya anunció a comienzos de este año que se encontraban trabajando en esta investigación, se suma a las pocas instituciones religiosas que hacen públicos los casos de los que tienen constancia. “Reconocemos con honestidad y vergüenza la realidad de los delitos de abuso sexual de menores en nuestra historia, con el deseo sincero de una continuada conversión personal e institucional”, afirma la orden en el informe. No obstante, los agustinos no han querido investigar “las deficiencias en el actuar de algunos superiores para analizar si se ha dado encubrimiento”, aunque admiten que las hubo: “Lamentamos no haber sabido ver o reaccionar adecuadamente ante algunos de estos casos cuando llegaron al conocimiento de responsables de comunidades y obras”. El ejercicio de transparencia ha quedado empañado al no incluir una de las claves del problema: el silenciamiento durante de décadas por la Iglesia de estos delitos y el traslado de destino de los pederastas, a los que frecuentemente se les protegía.

Los agustinos tampoco señalan qué casos han salido a la luz pública y cuáles son inéditos, por lo que no es posible cruzar la información de este informe con la contabilidad de este periódico, que ya suma 1.019 acusados y 2.152 víctimas. En esta base de datos, los agustinos figuran con 16 acusados y 61 menores afectados.

Los agustinos afirman que algunas de las víctimas que se han acercado a ellos “piden anonimato y discreción, y no pretenden ni juicios mediáticos ni nada más que sentirse liberados por haberlo podido contar”. Del mismo modo, afirman que “en algún caso” han pagado una compensación económica “para pagar tratamientos, o bien ofrecida por la orden a víctimas y familias o como resultado de un juicio”. La congregación destaca que ha decidido tratar las reparaciones individualmente con cada afectado, y no de forma colectiva. “En ningún caso entendemos que una compensación borre el sufrimiento, pero sí queremos dar una respuesta allá donde sea posible”, subraya la institución en el informe. También anuncia que ha firmado un convenio con “alguna asociación externa” para que asesore en este sentido “a las a víctimas, comprendiendo que hay personas que sufrieron abusos que no quieren contacto con la institución”.

La mayoría de las víctimas son hombres, 25 de las 28 registradas. Los agustinos destacan que en un caso se desconoce el sexo del afectado. Sus edades oscilan entre los ocho y los 17 años. En cuanto a la fecha de comisión de los abusos, siete de los afectados los sufrieron en los años cincuenta, dos en la de los sesenta, 11 en los setenta, tres en los ochenta, una en los noventa y cuatro en la primera década del nuevo siglo. La orden no tiene constancia de ningún caso de pederastia desde 2010.

Por comunidades autónomas, dos víctimas sufrieron las agresiones sexuales en Andalucía, una en Aragón, tres en Cantabria, 12 en Castilla y León, cinco en la Comunidad Valenciana y otros tantos en Madrid. Sobre el lugar concreto, la mayor parte de las agresiones ocurrieron en internados y colegios dirigidos por la congregación. En el informe también consta que una de las denuncias es por posesión de pornografía infantil. “Hubo un proceso judicial y el religioso fue condenado a realizar unos cursos y apartarse de la formación de menores. En el ámbito canónico se abrió y concluyó un procedimiento, una vez terminado el proceso civil”, puntualiza el documento.

Cuatro agresores siguen en la orden

En cuanto a los agresores, 12 eran sacerdotes cuando cometieron los delitos, dos no estaban ordenados y en dos casos se desconoce la situación del clérigo. De todos ellos, 10 han fallecido y cuatro siguen vivos dentro de la orden. Uno de ellos abandonó la congregación (aunque los agustinos no precisan cuando ni los motivos de la salida) y de otro “se desconoce su situación”. La orden señala que solo uno de ellos fue denunciado y condenado penalmente a tres años de cárcel por abusar de tres menores. Cuando este agustino, de nombre Celso García, salió de prisión en 2015, el obispo de Sigüenza Guadalajara, Atilano Rodríguez, lo recolocó en 24 parroquias donde siguió dando misa, según reveló este periódico en 2019.

En el resto de casos, solo siete agustinos tuvieron un procedimiento canónico. La Iglesia los ha considerado inocentes y dos fueron sancionados con “penas como la prohibición temporal para el ejercicio del sacerdocio, los ejercicios espirituales, y las privaciones de voz activa y pasiva o el traslado de casa…”. La congregación justifica que la información que tienen de cada denuncia es dispar. En una decena de denuncias el religioso había fallecido cuando la orden, dice, tuvo conocimiento de los hechos y en otra este ya había colgado los hábitos. “En dos denuncias los padres no quisieron iniciar procedimiento canónico (ni tampoco civil), ni los superiores lo hicieron tampoco de oficio (años 1976 y 1993)”, señala el informe.

La orden explica que la información que dispone sobre cada caso es dispar. Mientras que en algunos posee toda la documentación de los procesos judiciales y canónicos, en otros solo tiene el relato de la víctima, del provincial —superior de la orden— que fue informado en su día por la familia de los hechos o testimonios de terceras personas.

En cuanto al apéndice del informe, que hace referencia a laicos vinculados a la orden y acusados de pederastia (como profesores, conserjes, monitores, responsables de actividades deportivas…), los agustinos informan que tienen constancia de una decena de denuncias, pero no especifican el número concreto de agresores ni de víctimas. Sí señalan la fecha: dos denuncias corresponden a los años ochenta, una a la primera década de siglo, seis a la que va de 2010 y 2020 y una más entre 2020 y 2022.

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